El paso del cielo al infierno, de la tranquilidad a la inestabilidad, de la calma a la tempestad. Si hay que definir el caminar del Athletic a lo largo del año 2012 se podría decir que así ha sido. El gran juego acompañado de resultados, la estabilidad en liga con rumbo permanente hacia los más altos puestos europeos y la épica y magia de la Copa del Rey y la Europa League, competición que siempre será recordada, quedaron atrás sin la guinda del pastel y son ya un espejismo de lo que actualmente se vive en el Botxo. Tras el verano, nada ha vuelto a ser igual. Un equipo, dos mundos, dos realidades.
El Athletic comenzaba el año 5º en liga, clasificado como primero de grupo en la Uefa Europa League tras una gran fase de grupos y esperando afrontar su duelo contra el Albacete en octavos de final de la Copa del Rey. De hecho, durante el mes de enero y principios de febrero, el conjunto de Marcelo Bielsa certificó su pase a la final de este torneo doblegando por el camino a Albacete, Mallorca y Mirandés. En el horizonte, el todopoderoso F.C. Barcelona de Pep Guardiola, pero eso quedaba todavía lejos. Mientras tanto, en liga se consiguieron importantes triunfos contra Levante y Rayo Vallecano, se dejaron escapar puntos contra Espanyol y Getafe y se mordió el polvo una vez más en el Santiago Bernabeu. Febrero comenzó con una derrota en el Villamarín antes de comenzar el carrusel de encuentros de Europa League que no tendrían fin hasta la gran final.
Entre Febrero y Abril, el conjunto bilbaino exhibio un juego que asombró a todo Europa e hizo que el viejo continente honrara con infinitos halagos al equipo entrenado por Marcelo Bielsa y su vertiginoso juego. Tras conseguir eliminar al Lokomotiv en un muy trabajado encuentro en San Mamés, el precioso reto del Manchester United se presentaba ante los leones, y sí, digo los leones porque, además del equipo, 8000 gargantas se desplazaron hasta Inglaterra para llevar un pedazo de San Mamés hasta una eliminatoria en la que había poco que perder y mucho que ganar. Y ante la sorpresa de todo Europa, el Athletic arrolló a un Manchester United en una eliminatoria que quedará grabada en la memoria de todo athleticzale. Victoria en los dos partidos, especialmente importante el de Old Trafford que, seguro, ninguno olvidaremos. Siguiente reto, el Schalke de Raúl y el cazador Huntelaar. El ex-capitán del Real Madrid demostró su talla de jugador mundial con todavía mucho fútbol en las botas, algo que San Mamés premiaría en el partido de vuelta con una ovación que será recordada. En Gelsenkirchen anotó un doblete para ponerle las cosas muy difíciles a los leones pero, empujados por una fuerza inusitada, llevaron a cabo una remontada en el tramo final del encuentro que les hizo preguntarse a los alemanes de dónde podían sacar las fuerzas estos vascos. Con un 2-4, el encuentro de vuelta fue más tranquilo y sirvió para que un desconocido Ibai Gómez se asomara al balcón del bacalao anotando un precioso tanto de esos que en Highbury veían con Thierry Henry cada fin de semana. Ya en semis esperaba el Sporting de Portugal. Si bien se dejó escapar el partido de ida, equipo y afición se conjuraron para lograr la clasificación en San Mamés y, todo el pueblo respondió. Una comunidad conjurada para ayudar a sus leones a derrotar a los portugueses, quienes hincaron la rodilla en La Catedral tras un encuentro épico, el último gran encuentro de Fernando Llorente. El Atlético de Madrid del Cholo Simeone esperaba en Bucarest.
Como era de esperar, el desgaste europeo supuso prestar menor importancia al torneo doméstico y eso se plasmó en los resultados. La corta plantilla de la que disponía el técnico de Rosario y su predilección por no rotar provocó que se pegase un bajón considerable en liga. El objetivo Europa seguía estando entre ceja y ceja pero se habían perdido muchísimos puntos en estos meses. Precisamente, en esta espera hasta las dos finales, el Athletic pudo rubricar incluso una clasificación para la Liga de Campeones, pero su juego ya no volvió a ser el mismo. De hecho, ambos grandes retos, la posibilidad de ponerle la guinda a una temporada de ensueño, se desvaneció cuando el Athletic cayó estrepitosamente contra el Atlético de Madrid en Bucarest. El mazazo para equipo y afición fue terrible, haber nadado con semejante fuerza para terminar muriendo en la orilla. Después caímos también contra el Barcelona en Mestalla, ningún título al final, el "Aurten Bai" pasó a mejor vida. A partir de entonces, el Athletic comenzaría sus vacaciones, puesto que por ningún campo se volvió a ver a ese equipo relámpago que introducía una tensión a los partidos que el rival era incapaz de aguantar, ese equipo ya no estaba. Se logró la clasificación europea vía copa, con dos eliminatorias previas, algo era algo, y todos esperamos que el segundo año de este magnífico proyecto consolidara lo que habíamos visto que se podía alcanzar en el primero. El futuro era esperanzador.
Fotografía: elfutbolesnuestro.com