Pasa ya una semana sin escribir. Las ocupaciones no nos dejan nunca y estos últimos días han estado particularmente plagados de ellas. Da gusto poder volver a crear líneas aunque, lamentablemente, sea para acudir a lo que catalogaríamos esta temporada como la pesadilla recurrente. Así es, un día más estas letras versarán sobre Fernando Llorente, Trending Topic en Bilbao, Bizkaia y parte del extranjero. Pasan ya dos días desde que el ariete de Rincón de Soto manifestara públicamente su decisión irrevocable de abandonar el Athletic Club de Bilbao el 30 de Junio de 2012. Puede que este "bombazo" haya echado por tierra las ilusiones de algunos como Josu Urrutia. No obstante, para otros lo único noticioso de estas declaraciones es que, por fin, hayan sido públicas y concisas. Llorente abandona el barco de la peor forma posible.
Desgranando en partes la rueda de prensa del todavía jugador del Athletic hay varios puntos en los que merece la pena incidir. Los detalles económicos no han sido el problema en la renovación ya que, para él, "la oferta era irrechazable". Sin embargo, se produjeron habitualmente informaciones en prensa que hablaban de problemas con la fijación del salario. Precisamente, Llorente achaca a ellos gran parte de la responsabilidad de la no renovación. Unos medios de comunicación locales que han sido testigos de toda su trayectoria, que le han premiado cuando había que premiar y que le han abroncado cuando había que abroncar. Eso no va a ser distinto en ningún lugar, a pesar de que parezca que desde la prensa de la Meseta todo sean buenas palabras. Cuando no se tiene una información completa y solo se ve lo bueno, el juicio de valor final no es correcto. En ningún equipo del mundo un deportista puede esconderse o quedar protegido de los juicios de la prensa, absolutamente en ninguno.
El otro gran punto que declara que confirmó su idea de dejar el club fueron los pitos en el primer partido europeo. El deporte de élite, aunque a veces cruel, es bien sencillo, se aplaude y vitorea al que rinde y aporta cosas que le lleven al triunfo y se abuchea al que no contribuye con su actitud y rendimiento a los objetivos. Fernando Llorente ha sido muy criticado por la parroquia rojiblanca, eso a nadie se le escapa. Desde sus inicios, le ha costado horrores demostrar carácter, acierto y entrega, todo ello a pesar de sus grandes capacidades. A día de hoy sigue siendo un atacante al que le cuesta muchísimas ocasiones materializar un gol. San Mamés, particularmente, exige una especial entrega y garra a sus jugadores por encima de todo y eso es algo que al espigado delantero siempre le ha costado mucho aportar. Sin embargo, también se le ha aplaudido, ovacionado y elevado a los más grandes altares cuando ha tirado del carro, ha demostrado su garra y ha aportado grandes cifras goleadoras. Se le ha reconocido como el líder de la manada, algo que no quiere continuar siendo y que en los momentos de la verdad, con el éxito al alcance de la mano, no ha demostrado.
Llegada esta situación, nada nueva para algunos, solo queda agradecer a Fernando Llorente todo lo que le ha dado al Athletic durante nueve temporadas en el primer equipo además de sus otras nueve en las categorías inferiores. Más de 110 tantos a sus espaldas le han colocado en la historia de un club histórico. Podía haber llegado a ser un grandísimo referente y a ser recordado como tal pero ya nunca lo será. Muchos otros jugadores dejaron el club y regresaron en su día a aportar su granito de arena y fueron recibidos con los brazos abiertos. Con él ésto no pasará. Busca otras metas deportivas, más altas cotas, una situación que justo en el momento que llegaba a Bilbao tras toda una carrera rojiblanca parece que le ha dado miedo afrontar. Si no creía en lo que somos y podríamos llegar a ser, no hay vuelta de hoja. Aún así, me reafirmo en mi opinión sobre todo este asunto, Fernando lo ha gestionado de forma horrible pero la verdadera culpa de todo esto la tiene un presidente, de nombre Josu y apellido Urrutia, que jamás quiso ver la realidad. Una persona que quiso dar ejemplo a los de abajo y mantener en el equipo a un "valor activo" que se pudo marchar dejando mucho dinero y tranquilidad y que, en su lugar, ha plagado el club de inestabilidad. Esta decisión es la que ha alimentado esta crisis. Si buscáis culpables, mirad al palco.
Fotografía: Deia (edición digital)
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